Desalojemos las miserias del capital de nuestras vidas

El problema no es la okupación, es la especulación.

En los últimos meses hemos podido ver y escuchar la pretenciosa campaña de criminalización mediática contra la okupación difundida por grandes medios de comunicación y orquestada por la banca y los fondos buitre, empresas de seguridad privada, ciertos partidos políticos y especuladores urbanísticos que hacen del derecho a la vivienda un negocio. A pesar de que la mayoría de okupaciones se enmarcan en un contexto de salida desesperada de familias a la crisis económico-social, los medios insisten en presentar las cosas de manera interesada y hacer de la anécdota una norma.

En primer lugar, conviene distinguir entre okupación y allanamiento de morada. En el primer caso, el inmueble se encuentra vacío y en estado de abandono; en cambio, los allanamientos se producen sobre inmuebles habitados regularmente, incluso en primeras viviendas. Los medios alimentan una confusión interesada, diseñada para criminalizar familias y proyectos comunitarios como La Molinera. A pesar del bombardeo, los datos nos indican que la okupación se trata de un fenómeno hasta el momento meramente puntual. También podemos comprobar que aumenta en aquellos territorios donde los alquileres se han disparado; por tanto, la okupación está estrechamente ligada a la incapacidad de poder acceder de manera asequible a una vivienda digna. Cabe señalar que los allanamientos suelen estar orquestados por mafias, una expresión del capitalismo criminal al cuál nos oponemos; se trata de mafias similares a las que hay detrás del fenómeno de los «narcopisos». Nuestro compromiso contra el narcotráfico hunde sus raíces en décadas de lucha contra esta lacra en la Zona Este de Valladolid. El narcotráfico destruye a la juventud y degrada nuestros barrios.

La realidad es tozuda y los datos demuestran cómo la «nueva normalidad» surgida de la crisis nos expulsa de la vida. Así, en la actualidad:

  • Existen 3,5 millones de viviendas vacías en el Estado español.
  • 12 millones de personas están en riesgo de pobreza o exclusión social.
  • Más de 40.000 personas viven en la calle.
  • El 80% de las viviendas okupadas pertenecen a fondos buitre.
  • El 90% de las okupaciones las protagonizan familias vulnerables.
  • En 2019 hubo 162 desahucios diarios frente a 19 okupaciones diarias.
  • 8 de cada 10 jóvenes no se puede emancipar y el 50% cobra menos de 1000 euros.

Los medios han preparado el terreno para lo que viene: han magnificado ficticiamente el asunto de las okupaciones, tratando de evitar que la opinión pública atienda al verdadero problema, que sigue siendo el del acceso a una vivienda digna, derecho hoy inalcanzable para millones de personas. El contexto actual, marcado por la pandemia y sus penurias, no hará más que aumentar la pobreza, la exclusión y la conflictividad social. Es previsible, por tanto, que las okupaciones aumenten. Este asalto psicológico, infundiendo esa sensación de miedo e inseguridad busca apuntalar la propiedad privada (aunque esté abandonada y pertenezca a un fondo buitre), al mismo tiempo que enfrentar a parte de la ciudadanía contra la gente que busca sobrevivir.

La Molinera reivindica la okupación como herramienta de transformación social y dignificación de los barrios y sus gentes. El proyecto, surgido de las ruinas del antiguo hotel Marqués de la Ensenada busca construir comunidad y conciencia colectiva, ya que no hay soluciones individuales a los grandes problemas y retos a los que nos enfrentamos como sociedad. Nuestra oposición al capitalismo y sus miserias nos empuja a poner en común reflexiones que desmientan las operaciones multimediáticas con que nos asaltan a diario. Las mafias que allanan para alquilar y seguir especulando son parte del sistema y merecen nuestro rechazo. Por el contrario, a la gente que se ve obligada a okupar para poder tener un techo queremos mostrarle toda nuestra solidaridad.

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